Herve Falciani es el experto informático francoitaliano, nacido en Mónaco, cuya información ha permitido desatar en España las últimas
operaciones contra la corrupción, como la recientísima “Operación Púnica”, a
cuya cabeza estaba el ex político Francisco Granados. Su historia comienza en 2006 cuando el
banco suizo HSBC le encarga reforzar el sistema de seguridad del banco.
Para este tipo de puestos se designa a
personas de la máxima confianza y Falciano lo era, aunque no se comportó como
tal. Tuvo acceso a 130.000 cuentas opacas pertenecientes a hombres y
mujeres influyentes en todo el mundo que escondían miles de millones evadidos a
los impuestos de sus países u originados en delitos inconfesables de todo tipo.
Meter su
dinero en el HSBC era legal en Suiza, pero ilegal en el resto del mundo. Así que monta un dispositivo para robar
todo tipo de información que cruzada informáticamente permita identificar a los
poseedores de esas cuentas.
Su objetivo es vender esa información y
sacarse un dinero. En 2008 hace un
primer intento de venta en el extranjero, pero no mide bien los riesgos y la
policía suiza es alertada. Los datos no son suficientes para identificarle,
pero es interrogado y lo niega todo. Sabe ya que es cuestión de tiempo que le
detengan y huye a Francia, donde su nacionalidad francesa impedirá que le
extraditen.
No obstante, es detenido en un primer momento por
una orden internacional de búsqueda lanzada desde Suiza, pero en prisión negocia con el servicio secreto francés. Inmunidad a
cambio de facilitarles los datos que afectan a ciudadanos franceses. Falciani
entra en el mundo de los agentes oscuros. Numerosos
potentados franceses son descubiertos y empiezan a pagar cientos de millones de
euros para evitar la cárcel, mientras los suizos se quejan sin que en Francia
nadie atienda sus reclamaciones.
En ese momento entra en escena el CNI
español. Llega a un acuerdo con el informático para facilitarte todo tipo
de ayuda a cambio de que les facilita la
lista con los 659 españoles con cuentas opacas que han operado en los diez años
anteriores con el HSBC. A cambio le garantizan una tranquila estancia en
prisión para guardar las formas y toda
la protección necesaria. No es que Suiza vaya a intentar matarle, pero hay
130.000 implicados en delitos de evasión fiscal a los que se les podría ocurrir
cometer una locura.
Desde el
momento en que el CNI consigue traerlo a España, tanto sus agentes como
policías especializados en corrupción mantienen largas entrevistas con él para
recibir sus datos, al mismo tiempo de que se consigue que los jueces no le
extraditen amparándose en que no hay pruebas solventes de su robo.
Los grandes
casos de corrupción que ya habían explotado en España en 2012 y otros que
afloran posteriormente tienen un apoyo increíble en la información obtenida por
Falciani. Personas como el banquero Emilio Botín con cuentas en Suiza regularizan
su situación y otros sumarios se activan
como el de la trama Gurtel, la operación Campeón y el caso de las ITV en
Cataluña. Y más recientemente, el caso Púnica que ahora está todos los días
en los medios de comunicación.
Herve Falciani se ha
convertido en un protegido del CNI y de otros servicios secretos, pero también
en uno de los hombres más odiados por los implicados de todo el mundo en redes de
corrupción. Y el más querido por partíos como Podemos, que lo van a utilizar como imagen de la lucha contra la corrupción.
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