Querido San Pedro, presidente de Onda Cielo:
Hacía
10 años que no te escribía, desde que celebramos el funeral de Juan Antonio.
Entiendo que después de aquella carta de queja por haberle fichado para tu
emisora, hayas estado un poco cabreado conmigo, pero entiende que su partida
fue para mí, para todos, una sorpresa difícil de asimilar.
Te
escribo ahora para preguntarte por Juan. Imagino que el EGM que ha salido hoy
habrá sido positivo para vosotros y que Juan estará encantado. Si aquí eran
mejillones los que le seguían, allí serán millones más.
Dile
que he publicado la segunda parte de “La Casa”, cuya primera entrega permitió
que nos conociéramos hace 24 años en Onda Cero y que naciera entre nosotros ese
cariño que sé que todavía hoy nos profesamos.
Dile
que desde que se fue las noches del fin de semana a veces son mejores y a veces
peores, pero nunca han vuelto a ser iguales. Seguimos para adelante, pero nos
falta algo… nos falta él.
Silvia
está igual de cascarrabias…/Eso es broma. Dile que estaría encantado y feliz
como una lombriz de ver que Silvia se ha convertido en una inmejorable
periodista y, dentro de poco, en una escritora brillante.
Que
yo sigo sin perdonarle que aceptara tu oferta, pero estoy muy preocupado por
las noticias que me llegan de Onda Cielo. Espero que no sea verdad que nada más
llegar compró una botella de Whisky y un recipiente para el hielo, para cuando
me sume a su programa. Si es así, dile que el whisky se estropea al igual que
los hielos. Que si lo que quiere es envenenarme nada más llegar, que se olvide.
Dile
que es un poco traidor porque me cuentan que ha hecho un casting con los
periodistas que peor cantaban, intentando buscar una joya similar a mí, pero
que está desesperado porque no ha encontrado a nadie de mi nivel.
Lo
que me transmiten, que no termino de creerme, es que se ha sacado el título de
ingeniero para llenar de alcantarillas el cielo y que cuando hagamos “La Rosa
de los Cielos” salga en cada programa de un agujero distinto.
También
sé que ha comprado una gabardina, un sombrero y una caja de puros para cuando
llegue, un detalle por su parte que me emocionaría si no fuera porque sé que ha
buscado un hotel cerca de la emisora a una tribu de jírabos para que me
despidan como me merezco en cada programa.
Dile,
por favor, que cada vez que pienso en él me imagino a los dos juntos haciendo
el programa en Onda Cielo con todas esas cosas que ha preparado. Que le echo de
menos, que me pongo triste muchas veces cuando le recuerdo, pero sé que tengo
que seguir adelante porque formo parte de ese espíritu que compartimos de
“contadores de historia con corazón” y que nunca renunciaré a él.
Por
último, te voy a pedir que le digas algo que seguro que tú no entiendes, como
hace diez años tampoco entendiste en su funeral. ¡Fuerza y honor, Juan Antonio
Cebrián!
Gracias, Fernando.
ResponderEliminarGracias...
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