miércoles, 19 de noviembre de 2014

Leyenda falsa: la mayoría de los 25 Seals que mataron a Bin Laden están muertos por una maldición

Decir una falsedad hasta la extenuación no la convierte en real. Muchas leyendas urbanas se repiten tanto que la gente termina creyendo que son verdaderas. Una de las más recientes habla de la mala suerte que ha perseguido a los 25 militares de la elitista Seals que mataron a Bin Laden el 1 de mayo de 2011.
Tanto se está repitiendo que voy a intentar lanzar un rayo de luz  sobre los datos auténticos y contrastados que hay sobre el tema, al margen de lo que los medios de comunicación internacionales han difundido.
La operación que facilitó a Hollywood la idea para rodar la película "Zero Dark Thirty" ("La noche más oscura") comenzó con el accidente de uno de los helicópteros que transportaba a los soldados, pertenecientes a la unidad Seals, una de las mejores del ejército estadounidense. Se cuenta que unos cuantos soldados perdieron la vida por esta causa, lo que es absolutamente falso: los únicos muertos que se produjeron fueron Bin Laden y algunas de las personas que le protegían o acompañaban.
Poco tiempo después, en julio, otro helicópteros destinado en los Seals sufrió un  accidente mientras sobrevolaba Afganistán, según unos por una avería y según otros por culpa del fuego de los talibanes. Aunque los soldados pertenecían a la unidad que mató a Bin Laden, la 6, no hay ninguna certeza de que fueran los mismos que protagonizaron el asalto a la casa del emir de Al Qaeda en Pakistán.  Principalmente porque no se sabe el nombre de los que participaron en la operación, salvo los que se han hecho públicos por ellos mismos. Un silencio evidente para poner a resguardo a las familias de los fallecidos.
Además, en estas unidades las rotaciones son brutales. Teniendo en cuenta que los que intervinieron en el asesinato de Bin Laden eran los más experimentados, lo que hace lógico que muchos se hubieran retirado en los meses siguientes.
Algún medio italiano, del que se hicieron eco otros internacionales, entre ellos los españoles, hablaban de que solo quedaban con vida dos soldados. Sin embargo, han sido tres los que han levantado el dedo para reclamar la atención sobre ellos. Uno, sin identificar, dijo que  se encontraba al borde de la pobreza, sin pensión ni seguro médico. Otro, Matt Bissonette contó en un libro sus aventuras como Seals y se adjudicó haber disparado contra Bin Laden. Y un tercer, Robert O'Neill ha aparecido recientemente narrando los mismos hechos y asumiendo también la responsabilidad de matar al líder de los terroristas.
Puede haber muchas maldiciones y algunas deben ser tremendas, pero en este caso no ha existido. No saquemos deducciones que no podemos demostrar.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Se va Alfonso Guerra: el castigo a la CIA por espiar su vida privada

Después de 50 años de actividad, Alfonso Guerra ha anunciado que deja la política. Su etapa más intensa fue durante los años en los que ocupó el puesto de vicepresidente del Gobierno, junto a Felipe González. Como recuerdo de aquellos años, hay un episodio relacionado con el mundo del espionaje poco conocido, pero que ayudó a cambiar la historia de España.
A mediados de los años 80, Guerra se convirtió en objetivo de la CIA. Decidieron elaborar un amplio dossier sobre él, sometiéndole a una estrecha vigilancia. Querían descubrir no solo sus encuentros públicos, sino todos los episodios de su vida privada. Buscaban asuntos con los que poder chantajearle y manipular sus actitudes a favor de los intereses norteamericanos. Para ello necesitaban información no solo del vicepresidente, sino de su mujer, sus hermanos y de todos los que le rodearan, incluidas algunas mujeres con las que se le había visto en algunas ocasiones.
Con ese objetivo, el agente "Gino" de la CIA se puso en contacto con "Jesús", que había sido jefe de seguridad del palacio de la Moncloa en tiempo de Adolfo Suárez. En cuanto fue tocado, "Jesús" se puso discretamente en contacto con el CESID -ahora CNI- para informar de las presiones de la CIA, quienes le solicitaron que siguiera el juego a "Gino" para acumular pruebas irrefutables. Así lo hizo y muy bien.
Felipe González fue informado por el director del CESID, Emilio Alonso Manglano, cuando no había dudas del juego sucio del espionaje de Estados Unidos. Su orden fue tajante: debían abandonar España el jefe de la delegación la CIA y todos los agentes que le acompañaban, un total de 8.
Nunca antes y nunca después se ha producido una medida de represalia tan tremenda contra la CIA en España. Y es que nunca se les había pillado investigando la vida privada de todo un vicepresidente, Alfonso Guerra, que en unos meses va a dejarla política.