viernes, 27 de junio de 2014

Idioteces sobre el CNI y la captación de confidentes en Galicia

Disfruté un montón de la historia de El Confidencial Digital. Hicieron con talento su trabajo: contar la historia que la Asociación de Presos de Resistencia Galega había denunciado en contra del CNI (http://www.elconfidencialautonomico.com/galicia/colectivo-Resistencia-Galega-CNI-confidente_0_2295370457.html).
Aluciné, tengo que reconocerlo: Un independentista ha denunciado que el CNI intentó captarle. Hasta ahí todo normal y cien por cien creíble, pues esa es la forma de trabajar de los espías. Captan a alguien que está dentro, le convencen por las buenas o por las malas de que les pase información y le estrujan todo lo que pueden. Para conseguirlo, le prometen ayuda en procesos judiciales en marcha, dinero o cualquier cosa a la que este se avenga.
Lo increíble de la historia fueron los detalles del intento de captación fracasado. J.M.P.  cuenta que conducía su coche por las calles de Vigo cuando le interceptó otro vehículo. Un hombre "que se identificó con un documento del Ministerio del Interior" le pidió que le acompañara a comisaría. Como se negó, allí mismo le ofreció cualquier cosa que necesitara a cambio de que se convirtiera en confidente del CNI.
Tal y como cuenta la historia J.M.P. puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que nadie del CNI, ni siquiera un agente chapuza -que habría sido ya expulsado-, pudo llevar a cabo semejante estropicio. Conseguir un informante conlleva una larga labor de preparación y estudio, acercarse a él en un momento apropiado -siempre con cierta privacidad para que no pueda montar un follón- y con una estrategia para saber cuál es su punto débil y atacarla por ahí. Jamás interceptar un coche y llevarlo a comisaría.
Además, los agentes del CNI utilizan nombres falsos en los acercamientos, sin enseñar jamás su acreditación, que no es del Ministerio del Interior sino una propia en que pone claramente que es del CNI. Si en algún momento no quieren especificar claramente que son espías, lo que hacen es decir que son "agentes de presidencia del Gobierno", no del Ministerio del Interior.
Lo siento J.M.P. y Asociación de presos de Resistencia Galega. No dudo de que el CNI tenga topos allí metidos y que pueda intentar meter más, pero denunciar un caso como éste carente de credibilidad ha sido un grave error. Busquen a los topos que tienen dentro y desenmascárenlos, pero antes consigan pruebas. De las buenas.

miércoles, 18 de junio de 2014

No está escrito que el CNI deba informar al rey Felipe VI

El nombramiento del nuevo rey trae a colofón un tema importante relacionado con el servicio de inteligencia. El CNI, desde la creación de su antecesor el Cesid en 1977, siempre ha informado puntualmente al rey Juan Carlos de todo lo que ha sabido. Lo hicieron los tres primeros directores militares antes del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, incluyéndole cualquier tema de cualquier asunto del que se enteraban.
Lo hizo Emilio Alonso Manglano, director de "La Casa" tras la intentona, llegando incluso a apuntarle con el número 1 de los ejemplares clasificados que enviaba a las quince máximas autoridades de la nación.
Siguió la estela Félix Miranda, que apenas estuvo unos meses en el cargo y retomó los mimos Javier Calderón, que como todos sus antecesores se pasaba periódicamente por el palacio de la Zarzuela para despachar asuntos de interés público y privado del monarca.
El primer civil Jorge Dezcallar llegó al puesto con el visto bueno del rey. Era un gran cambio en el Cesid, que tras él pasó a llamarse CNI y a experimentar grandes cambios. Tan buena fue su relación, que su nombre sonó varias veces para el cargo de jefe de la Casa Real.
Alberto Saiz no conocía al rey cuando fue nombrado para el cargo tras los atentados del 11-M, pero pronto se dio cuenta de la importancia de llevarse bien con él, ayudarle en todo lo que pidiera y tenerle al tanto de los asuntos más graves. Incluso don Juan Carlos se lo llevó alguna vez de caza para que pudiera hablar con un banquero portugués de su interés.
Tras la llegada nuevamente de un general, Félix Sanz, la relación no ha podido ser mejor. Le ha ayudado a resolver el tema de Urdangarín y los diversos ataques que ha recibido la monarquía en los últimos años.
Ahora llega Felipe VI, que espera mantener esa buena relación y no hay motivo para que cambie. Sanz seguirá acudiendo a Zarzuela para informarle de todo y para preguntarle si necesita información de alguna cosa. Eso lo hará consciente de que el artículo 1 de la Ley 11/2002 que regula el CNI establece que son el "organismo público responsable de facilitar al presidente del Gobierno y al Gobierno de la nación las informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión contra la independencia o integridad territorial de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones". ¿Dónde aparece el rey?

jueves, 12 de junio de 2014

Policía y CNI, a tiro limpio (como siempre)

Nunca se han llevado bien. Ellos lo saben, sus jefes lo saben y el presidente del Gobierno del momento lo sabe. Poco hay que hacer, excepto dar la orden en algunos lugares de ser más discretos. Porque lo que hay en estos momentos -igual que hace 40, 30, 20 o 10 años- es una guerra declarada entre la Policía y el CNI.
El motivo que ha desatado que la guerra silenciosa pase a desarrollarse en el cuadrilátero público de los medios de comunicación ha sido la participación activa del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en la denuncia contra nueve policías por el "caso Emperador". Una de sus agentes, con el original nombre de "María", presionó a uno de los jefes de la trama, Yongping Wu Liu, para que contara todo lo que sabía contra uno de los policías.
A partir de ese momento, han aparecido informaciones en contra del CNI criticando sus fallos a la hora de conseguir información valiosa para el Gobierno. Incluso se han filtrado datos que van contra su director, Félix Sanz, hablando de la necesidad de que sea sustituido por un civil cuando dentro de unas semanas caduque el periodo de 5 años para el que fue nombrado.
El CNI se mantiene en silencio, no quiere que nadie diga que devuelven las balas lanzadas desde el lado de la Policía. Es una forma de decir que ellos hacen su trabajo y que son otros los que tratan de enmerdar la situación.
Es una vieja guerra que nunca ha parado, aunque en muchos periodos no se note porque los jefes políticos la han impedido. Los policías de los servicios de información y los agentes del CNI tienen muchos terrenos en que compiten por conseguir información: terrorismo de ETA y yihadista, investigación de la corrupción, temas internacionales...
Por mucho que ejecutivos del PP y PSOE lo hayan intentado en algunas ocasiones, los dos grupos no solo no comparten información, sino que esconden la que consiguen. Nunca se han fiado. Fueron llamados al orden cuando esa falta de colaboración facilitó que no se impidieran los atentados terroristas del 11-M. Durante un tiempo bajaron la cabeza y colaboraron algo más, pero duró poco.
La guerra se ha vuelto a desatar. Tiene pinta de que va a ganar el CNI, como lo ha hecho con frecuencia. Su director, Félix Sanz, tiene mucha más influencia en el palacio de la Moncloa que el director de la Policía, Ignacio Cosidó o el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Resolver los trapos sucios del Gobierno en las alcantarillas tiene sus ventajas.

miércoles, 4 de junio de 2014

Detectives: los problemas del espionaje privado

El viernes 6 de junio, el programa "Equipo de investigación" de La Sexta emite un reportaje sobre el trabajo de los detectives, en el que intervengo. Hace años escribí un libro titulado "Espías" (http://www.amazon.es/Esp%C3%ADas-Escuchas-dossiers-montajes-información-ebook/dp/B00FGFF48M/ref=sr_1_17?s=books&ie=UTF8&qid=1401876375&sr=1-17) en el que me sumergía en un mundo tan complicado como ese. Después he seguido informando del tema, que ha cambiado en cuanto a medios, pero no mucho en cuanto a técnicas operativas.
Desconozco el contenido del programa cundo escribo estas líneas, pero quiero dejar aquí mi opinión: los detectives privados son imprescindibles en una sociedad democrática.  Los medios públicos no cubren, ni pueden cubrir, todas las necesidades de los ciudadanos. El espionaje industrial, la deslealtad de los empleados, los temas familiares (parejas, hijos), los asuntos económicos...
Hay muchos detectives buenos, pero también los hay malos, como en toda profesión. Los primeros son íntegros, honestos y llegan hasta donde pueden. Bordean la ley, pero no se la saltan. Los más imaginativos consiguen la información que buscan sus clientes, aplicando técnicas como la infiltración o la instalación de cámaras de grabación.
Otros se saltan la ley, sin duda. El sistema va contra ellos y los Cuerpos de Seguridad del Estado se sienten molestos con algunos de sus trabajos. Si les dejaran acceder, con todas las garantías judiciales, a cuentas bancarias, llamadas telefónicas o declaraciones de la renta, todo sería más eficiente. Pero la Policía no se fía.
Es verdad que hay algunos piratas en ese mundo. Yo hablé hace tiempo con un detective de Madrid que presumía abiertamente -grabé sus palabras con su conocimiento- de comprar a colaboradores para que le facilitaran movimientos de cuentas bancarias o papeles de Hacienda. Gente como él desacredita a la profesión.
Lo que es cierto es que mientras las leyes no se lo permitan, los detectives tendrán que hacer filigranas para conseguir la información imprescindible para solucionar sus casos. Están abocados a ello. En otros países como Estados Unidos se confía en los investigadores privados y les va muy bien. ¿Por qué no en España?