viernes, 1 de diciembre de 2017

Carta a San Pedro, presidente de "Onda Cielo", en el X aniversario del fichaje de Juan Antonio Cebrián

(Texto de mi intervención el 30 de noviembre de 2017 en el homenaje al "Cebri" en el X aniversario de su fallecimiento)

Querido San Pedro, presidente de Onda Cielo:
         Hacía 10 años que no te escribía, desde que celebramos el funeral de Juan Antonio. Entiendo que después de aquella carta de queja por haberle fichado para tu emisora, hayas estado un poco cabreado conmigo, pero entiende que su partida fue para mí, para todos, una sorpresa difícil de asimilar.
         Te escribo ahora para preguntarte por Juan. Imagino que el EGM que ha salido hoy habrá sido positivo para vosotros y que Juan estará encantado. Si aquí eran mejillones los que le seguían, allí serán millones más.
         Dile que he publicado la segunda parte de “La Casa”, cuya primera entrega permitió que nos conociéramos hace 24 años en Onda Cero y que naciera entre nosotros ese cariño que sé que todavía hoy nos profesamos.
         Dile que desde que se fue las noches del fin de semana a veces son mejores y a veces peores, pero nunca han vuelto a ser iguales. Seguimos para adelante, pero nos falta algo… nos falta él.
         Silvia está igual de cascarrabias…/Eso es broma. Dile que estaría encantado y feliz como una lombriz de ver que Silvia se ha convertido en una inmejorable periodista y, dentro de poco, en una escritora brillante.
         Que yo sigo sin perdonarle que aceptara tu oferta, pero estoy muy preocupado por las noticias que me llegan de Onda Cielo. Espero que no sea verdad que nada más llegar compró una botella de Whisky y un recipiente para el hielo, para cuando me sume a su programa. Si es así, dile que el whisky se estropea al igual que los hielos. Que si lo que quiere es envenenarme nada más llegar, que se olvide.
         Dile que es un poco traidor porque me cuentan que ha hecho un casting con los periodistas que peor cantaban, intentando buscar una joya similar a mí, pero que está desesperado porque no ha encontrado a nadie de mi nivel.
         Lo que me transmiten, que no termino de creerme, es que se ha sacado el título de ingeniero para llenar de alcantarillas el cielo y que cuando hagamos “La Rosa de los Cielos” salga en cada programa de un agujero distinto.
         También sé que ha comprado una gabardina, un sombrero y una caja de puros para cuando llegue, un detalle por su parte que me emocionaría si no fuera porque sé que ha buscado un hotel cerca de la emisora a una tribu de jírabos para que me despidan como me merezco en cada programa.
         Dile, por favor, que cada vez que pienso en él me imagino a los dos juntos haciendo el programa en Onda Cielo con todas esas cosas que ha preparado. Que le echo de menos, que me pongo triste muchas veces cuando le recuerdo, pero sé que tengo que seguir adelante porque formo parte de ese espíritu que compartimos de “contadores de historia con corazón” y que nunca renunciaré a él.

         Por último, te voy a pedir que le digas algo que seguro que tú no entiendes, como hace diez años tampoco entendiste en su funeral. ¡Fuerza y honor, Juan Antonio Cebrián!

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