martes, 17 de diciembre de 2013

"La Casa" no ha cambiado tanto 20 años después

Hace 20 años que publiqué mi primer libro sobre el servicio secreto, que fue también el primero que aparecía en España sobre un tema hasta ese momento secreto y prohibido. Se llamaba “La Casa” e iba subtitulado “El CESID: agentes, operaciones secretas y actividades de los espías españoles”. La editorial Temas de Hoy lanzó al mercado 8 ediciones, el libro fue el más vendido en toda España durante tres meses y aunque hace un par de meses ha salido su edición digital, sus ejemplares en papel se pueden encontrar puntualmente, en alguna ocasión a más de 70 euros (algo desorbitado, la verdad).
Tantos años después, la realidad es que el entonces CESID se convirtió en el año 2003 en CNI, pero los cambios no han sido tantos como podrían parecer. Un amigo me decía ayer que los espías han vuelto a trabajar en temas de extrema derecha, algo que era de vital importancia en los años 80 y 90, pero que dejaron de hacer en la pasada década.
El tema de la lucha antiterrorista siempre tuvo una importancia destacada, aunque ha habido un cambio de matices. Antes era vital la lucha contra ETA y aparecía a mucha distancia el terrorismo de origen árabe. Ahora son cientos los agentes dedicados en toda España a la amenaza islamista y cada vez son menos los que están volcados en perseguir y controlar a los etarras.
Poco o nada ha cambiado en la División de Contrainteligencia, encargada de evitar que agentes enemigos espíen en nuestro suelo. Los rusos siguen siendo tan activos, los de la CIA coquetean y roban al mismo tiempo, los chinos cada vez tienen más presencia y los marroquíes son tan arriesgados cuando tienen que controlar a los disidentes.
En Inteligencia Exterior es donde más se nota en 20 años el crecimiento del servicio de inteligencia. En la segunda mitad de los años 80, el entonces director, Emilio Alonso Manglano, decidió emprender la apertura de delegaciones, pero en 1993, cuando apareció en las librerías “La Casa”, apenas superaban en 20 el número de países con delegados, que en 2013 se ha triplicado. Eso se nota, y mucho, en la calidad de la información.

El funcionamiento sigue siendo el mismo: el gobierno ordena sus prioridades y el servicio secreto las cumple, intentando ambos que no se conozcan los métodos que utilizan. Porque ahí radica la importancia del CESID-CNI: trabajan de una forma en que jamás lo podrían hacer la Policía o la Guardia Civil, quienes casi siempre terminan explicando a los jueces su forma de actuación. El CNI no se lo detalla a nadie. Corrijo, a casi nadie. Porque el responsable político del gobiernosí que suele conocer las operaciones ilegales. Más que nada para que no se lleve las manos a la cabeza si a los espías les pillan in fraganti haciendo lo que no deben. (Continuará).

No hay comentarios :

Publicar un comentario